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Connaissance contemporaine au sujet de Dieu, de l'Évolution, et de la signification de la vie.
Méthodologie du développement spirituel.

 
«Museo» de personas monstruosas
 

Comment Dieu Peut-Il Être Connu/«Museo» de personas monstruosas


«Museo» de personas monstruosas

Preparándome para un gran servicio espiritual, Dios me hizo un científico de amplia especialización. Entre otras cosas, estudié profesionalmente muchos aspectos de la medicina e incluso enseñé fisiología en un instituto médico. También me familiaricé profundamente con la vida de muchos animales e incluso trabajé con delfines en un acuario científico de delfines. En concreto, mostré que el impulso sexual de los delfines puede ser inducido inyectando foliculin estrógeno a las hembras.

¡Qué espectacular vista es el amor sexual de los delfines! La pareja nada en éxtasis de amor, sobre sus costados, acercándose cariñosamente uno al otro con sus vientres. Los dos se mueven en total sincronía; se zambullen como una unidad, en pocos segundos salen a la superficie para respirar y luego nadan bajo el agua otra vez… Se crea un fuerte campo energético de dicha y felicidad. Después ¡ellos miran agradecidamente a la persona que hizo posible esto, sonríen y expresan su gratitud!

En esta misma organización científica, escuché sobre el abuso ruin que personas en batas blancas de médico ejercían sobre estos magníficos animales.

Por ejemplo, uno de ellos tenía que «demostrar científicamente» qué partes de su cuerpo los delfines utilizan para nadar*. Para ello, sacó a los animales del agua, les cortó sus colas con un hacha y los lanzó al agua otra vez. Los delfines, impregnando el agua con su sangre que salía a borbotones de sus heridas, se ahogaron.

«Bueno… esto demuestra que la cola es realmente necesaria para que los delfines naden y floten.»

«Entonces, ¿para qué se necesitan las aletas?» Él cortó las aletas de otros delfines y observó como, por un largo tiempo ellos trataron de flotar con la ayuda de la cola solamente. Agotados, eventualmente se ahogaron…

«¡Excelente! ¡El material para la publicación científica está recolectado!»

Cabe notar que los delfines son capaces de producir sonidos específicamente destinados para las personas, es decir, los que se encuentran dentro del rango de frecuencia perceptible por el oído humano. ¡De esa manera le comunican a la gente acerca de su alegría, gratitud o amistad!

Sin embargo, ellos aúllan de dolor en su rango ultrasónico, que no es perceptible para las personas. Por esto los delfines se convirtieron en convenientes «unidades de prueba» para médicos y fisiólogos, ¡ya que estos últimos no tenían que preocuparse por anestesiar a los pacientes para operaciones de cirugía! A los novatos, atónitos con esta crueldad, ellos les explicaban: «Como pueden ver, los delfines no aúllan, lo que quiere decir que no les duele; su sensibilidad hacia el dolor es muy baja».

Y ellos cortaban los delfines sin anestesia, sólo habiéndolos amarrado fuertemente.

Entre otras cosas, se efectuaban operaciones de cirugía cerebral. Ellos perforaban el cráneo del delfín y pegaban electrodos en diversos partes del cerebro para ver qué sucedía. Cuando el día de trabajo de los médicos experimentadores terminaba, se iban a casa dejando al delfín vivo en una bañera con el cráneo abierto y el cerebro expuesto hasta la mañana. Al día siguiente, descansados y renovados, volvían para continuar pegando alfileres en su cerebro… Esto se prolongaba por varios días hasta que el delfín moría.

En esta organización me vi envuelto en un vívido episodio de falsificación científica.

En ese tiempo yo era jefe de laboratorio. Dos «investigadoras» incompetentes y mentirosas de otra organización similar decidieron publicar un artículo. Para hacerlo más digno de confianza, me hicieron coautor, sin siquiera avisarme. El artículo se basaba en experimentos exhaustivos con un material muy diverso. No obstante, estos experimentos nunca se llevaron a cabo, ellas inventaron toda la información. Y un detalle interesante, al inicio del artículo se decía que los experimentos se habían efectuado con ratas, pero al final del artículo se decía que se habían utilizado ratones… ¡Ellas no tuvieron ingenio ni para inventar una mentira lógica!

Antes de este episodio, conversé con una de estas «investigadoras científicas» y con tacto le expresé mi sorpresa acerca de su total incompetencia sobre el tema de su tesis. Cuando le recomendaba que leyera ciertas publicaciones científicas, ella siempre reaccionaba de la misma manera, a saber, gritaba en respuesta: «¡Cómo me puede hablar así! ¡Soy madre de dos hijos!».

Y como prueba, trajo a sus pobres hijos, pálidos, deprimidos, reservados…

… Vi muchos pseudoinvestigadores similares de diversos rangos.

Por ejemplo, trabajé junto con una mujer mayor que era virgen y que estaba haciendo una tesis sobre sexología. Como no tenía experiencia sexológica personal y, en general, todo esto era extraño e incomprensible para ella, no pudo aprender la diferencia entre dos palabras «extranjeras»: erección y orgasmo. ¡Sin embargo, defendió su tesis con éxito!

Otro caso es un doctor en medicina que afirmaba que es necesario comer los alimentos que causan flatulencia intensa, porque es sólo gracias a los gases que la comida se mueve a través del intestino.

También recuerdo a un alcohólico viejo, gordo y adicto a la morfina que ocupaba el puesto de director de un instituto médico. Él se volvió «famoso» por escribir publicaciones ideológicas «por encargo» contra Sigmund Freud y pronto fue «ascendido» en el escalafón científico por funcionarios del Partido Comunista. Durante los últimos diez años que dirigió el instituto, su única actividad en el trabajo fue alzar las faldas de todas las mujeres (en el sentido literal, y no en sentido figurado). Tal efecto la morfina producía en él despertando una lujuria repugnante senil de un hombre demente caído en el marasmo. Siendo director, solía firmar los artículos científicos sólo después de acosar a la mujer que llevaba dicho artículo a su oficina, así fuera una asistente de laboratorio, una posgraduada o una investigadora. Cuando un varón venía (yo, por ejemplo), lo llevaba a la sala de espera y, haciéndole un guiño de ojo, decía a cada una de las mujeres que esperaban allí:

—Veamos qué tienen ustedes aquí…

Y levantaba sus faldas, una tras otra.

Su muerte fue notable. No murió como un héroe luchando por el bien de las personas ni con una muerte buena y serena. Murió sentado en un inodoro.

Otro director similar, aunque no era un adicto, sino un miembro correspondiente* de la Academia de Ciencias Médicas, fue el jefe de otro instituto médico hasta su muerte, afortunadamente no por mucho tiempo. Aparentemente, él había sido un gorila en su encarnación pasada. Su nivel intelectual era bastante bajo incluso en situaciones ordinarias. Pero cuando se enojaba, su postura era la de un gorila macho excitado (muy encorvado con sus brazos rectos colgados) y sin ningún control de sí hacía torpes movimientos rotatorios con el cuerpo, gritando siempre la misma cosa: «¡Multar! ¡Despedir! ¡Encarcelar! ¡Arrestar!».

Durante su período como director, el instituto perdió a todos los mejores médicos y científicos destacados…

… Hubo otro interesante «objeto expuesto» en ese instituto: una mujer beligerante de pobre intelecto que ocupaba el puesto de médico principal. En el lenguaje de la vieja psiquiatría tal clase de personas era diagnosticada con estupidez fisiológica. Fisiológico, en este caso, significa no patológico, es decir, que no es oligofrenia, pero que está muy cerca de ella. Intenté averiguar entre los «veteranos» del instituto por qué esta torpe mujer estaba en el puesto de médico principal. Ellos me contestaron con gestos expresivos que ella NO PODÍA ser despedida. Tampoco era posible dejarla trabajar con pacientes, porque los mutilaría. Así que tenerla en este «pedestal» era el menor de los males…

… Otro académico era un biólogo ucraniano. Altivo y agitado, siempre hablaba tan rápido que sólo unas pocas palabras de lo que decía podían entenderse. Nadie le entendía. Era de lo más interesante observar las reuniones científicas en las que él, como académico y director del instituto, daba una charla, la cual luego alguien tenía que comentar, elogiar o agradecer por los valiosos consejos e instrucciones, etc. Los subordinados tenían que imaginarse lo que aparentemente él había tratado de decir en su charla. Al mismo tiempo necesitaban observar atentamente sus gestos para corregir sus elogios y agradecimientos si estaban diciendo algo equivocado…

… ¿Cómo avanzaban tales directores en su carrera oficial? Complaciendo a los jefes del Partido Comunista y a los de la KGB, por ejemplo, dando un buen empleo a alguien (el hijo, la hija o la esposa de alguien), despidiendo a alguien, informando en contra de alguien, calumniando a alguien, deshonrando públicamente a alguien…

…Preparándome para un gran trabajo social, Dios me mostró diversos psicotipos* de personas. Era como una excursión al zoológico en la que Él presentaba a la vista muestras típicas…

Había científicos caídos en el marasmo…

Había también médicos mentalmente enfermos que necesitaban ellos mismos tratamiento; no obstante, «trataban» a pacientes y los laceraban…

Había ladrones que justificaban sus actos culpando a sus víctimas: «¡Es tan tonto (o tonta), no lo ha escondido bien! ¡Es su culpa! ¡Los tontos tienen que recibir lecciones!».

Había sádicos que torturaban a otros por medio del dolor físico o calumnias y obtenían placer al hacerlo.

También recuerdo otro «objeto expuesto» muy típico. Un auditor de Moscú venía de tiempo en tiempo a realizar una auditoría a mi padre, quien trabajaba de jefe de contabilidad. Era la costumbre agradar y entretener a los auditores. Por lo tanto, este auditor (siempre era la misma persona) no se quedaba en un hotel cada vez que venía, sino en nuestra casa. Durante la «auditoría» no hacía nada, sino que sólo bebía vodka (él hacía el reporte de la auditoría después, en Moscú, con los papeles correspondientes que mi padre le daba y que fueron preparados por sus contadores). Habiendo gastado todo su dinero en bebidas, él robó dinero a mis padres. Ellos se dieron cuenta, se molestaron, pero lo toleraron.

Otra parte obligatoria de la «auditoría» era pescar. Por lo general me llevaban a mí también. Todos, excepto él, estaban pescando para que pudiera llevar una «presa fresca» a Moscú. Y él sólo bebía vodka. También, una vez, ebrio, guiñándome el ojo, me propuso que yo violara a alguno de los pescadores. Pero era totalmente incomprensible para mí, así que no dije nada, sólo sonreí confusamente…

… La violencia (de cualquier clase) contra las personas era inaceptable e incomprensible para mí desde la infancia. No hubo un solo caso en mi vida en que yo haya tenido que usar la violencia contra una persona para alcanzar alguno de mis objetivos o, como hacen otros, sin que haya un motivo en especial, sólo por diversión, o debido al «malhumor».

Cuando mi compañero de clase de los últimos años de colegio, me compartió su sueño sobre tomar parte en una violación grupal a una mujer, yo no podía entenderle; era algo más allá de mi comprensión. ¡Pero él sólo se rió de mí! Más tarde se convirtió en un oficial médico, servía en Moscú, llevaba un estilo de vida «alegre», tenía un buen salario y reía al respecto diciendo: «Es un salario muy pequeño para la vida en Moscú».

… En 1968, cuando la intervención Soviética en Checoslovaquia estaba en preparación, yo corría riesgo de ser reclutado para el servicio militar. Decidí firmemente entonces dispararme a mí mismo, pero no a otros.

Pero no fui seleccionado debido a que conseguí entrar en la escuela de posgrado, y mi conscripción fue pospuesta.

No obstante, decenas de otros jóvenes escrupulosos de las fuerzas Soviéticas que fueron enviados a esclavizar a la población checoslovaca, se suicidaron en ese entonces. Ellos se convirtieron en héroes a los ojos de Dios, al contrario que los agresores…

…Algunos años después tuve ocasión de escuchar una historia de un miembro de la tripulación de un tanque, quien participó en la intervención. Él estaba en el primer tanque de una columna de tropas armadas de avanzada. Los héroes de la resistencia armaron una barricada en su paso por la carretera. La tripulación del tanque abrió fuego con metralletas. Los defensores de la barricada se metieron en una zanja. Entonces el conductor del tanque salió de la carretera para rodear la barricada, pero hizo que una de las ruedas del tanque pasase por la zanja…

Y el narrador, con placer, saboreándolo, describió como los cráneos de esas personas vivas se aplastaban, uno tras otro debajo de la rueda: «¡como sandías maduras!»…

… Jan Palach, un héroe checo, quemó su cuerpo públicamente en Praga como una demostración de protesta. Yo tenía la seria intención de hacer lo mismo en Moscú en la Plaza Roja. En ese tiempo yo no valoraba mi vida, porque no conocía su significado. Pero yo valoraba altamente la escrupulosidad y odiaba los abusos en contra de ésta.

… Pero fui detenido por Dios, a Quien no conocía todavía. Él me hizo una pregunta muy razonable: ¿cómo podía yo conseguir suficiente cantidad de gasolina en una ciudad extraña, llevarla a la Plaza Roja, escribir y montar el letrero correspondiente? Él «inhibió» ingeniosamente mi intención de realizar esta acción.

… En esos días otras personas quemaron sus cuerpos en Moscú, pero Dios me estaba preparando para otro servicio…

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