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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Capítulo siete: El año de separación
 

Saga de Odín/Capítulo siete: El año de separación


Capítulo siete:
El año de separación

Los manzanos sembrados por manos bondadosas florecen en el jardín. ¡La belleza de sus vestidos blancos y rosados es especialmente hermosa en esta primavera!

¡Odín también admira esta Belleza! Su tierna Luz-Amor abraza el espacio, entra en cada tronco y corona y acaricia cada flor.

Él dice:

—¡Dios es como un Gran Jardinero Que cultiva las almas!

»El camino de cada alma es largo antes de su nacimiento en el cuerpo humano.

»Las personas encarnadas, por otro lado, pueden aprender a amar a sus hermanos y hermanas menores que viven en cuerpos vegetales y animales.

»¡Y luego cada alma humana debe crecer, florecer y necesariamente dar buenos frutos a su Jardinero!

»Puede parecer que la vida humana es insignificante en comparación con la inmensidad del universo. En la grandeza y eternidad del universo es como una pequeña chispa.

»Sin embargo, ¡la vida humana puede llegar a ser muy significativa!

»Si un alma se convierte en Amor, similar, por su calidad, al Océano de la Conciencia Divina, ¡tal alma enriquece consigo misma este Gran Océano!

»La gota de agua se vuelve parte del poderoso océano uniéndose con la totalidad del mismo, y así el océano se vuelve más grande incluso con una gota.

»El Océano de la Conciencia Divina Universal espera con respeto y acepta dentro de Sí a las almas que alcanzaron la Perfección, porque Su Infinita Grandeza consiste exactamente de tales “Gotas” que Le enriquecen.

»¡Las personas pueden ayudarse mutuamente y ayudar a otros seres encarnados en este Proceso Evolutivo!

»Quien con amor ayuda en el crecimiento espiritual a los demás obtiene la ayuda especial del Creador en su desarrollo personal.

* * *

Antes de empezar su viaje, Olaf pensó que sería bueno dejar aquí, cerca de Anika, a alguno de sus compañeros para la seguridad de ella.

«Pero ¿a quién puedo dejar aquí? —pensó—. Sin duda, cualquiera de mi tripulación llevaría a cabo esta tarea, pero creo que sólo Vagni lo haría con alegría».

Cuando Olaf le dijo esto a Vagni, éste dio un suspiro de alivio y contestó:

—¡Eres sabio, como siempre, Olaf! ¡Yo mismo no me atrevería a pedírtelo! Después de muchos años de vida en el extranjero, ¡ya no quiero dejar otra vez este lugar apenas habiendo regresado!

»Estoy dispuesto a dar mi vida por tu amada y protegerla de los peligros si llegaran a ocurrir.

»¡No tengo ni casa ni familia y trataré a Anika como mi hija!

»Pero ¿cómo navegarás sin un práctico?

—Memoricé todos los escollos y las corrientes sobre los cuales me contaste. ¿Acaso dudas que pueda aprender tan rápidamente? —dijo Olaf en respuesta con una sonrisa.

Así fue como Vagni se quedó.

El jarl Ingvar le dejó vivir en una pequeña casa en la orilla un poco lejos de la comunidad. Ahí los trabajadores se quedaban a veces para pernoctar cuando arreglaban los drakkares. Vagni era hábil en esto y podía ayudarles tanto con sus consejos como con su asistencia.

Un pequeño río entraba en ese lugar en el fiordo y traía arena limpia junto con su corriente.

La casa era vieja, pero Vagni la arregló.

Anika pasó a ser visitante frecuente de Vagni. Ella quería tanto conversar sobre su amado que le preguntaba a Vagni sobre todo lo que le podía contar.

—¿Es verdad que no será difícil para Olaf reunir un rescate tan grande?

—Creo que es verdad. Él dijo que su padre adoptivo poseía muchas tierras, casas y barcos mercantes. Me contó sobre el esplendor oriental de sus posesiones árabes en aquellos países distantes que él visitó. Creo que no será difícil para él reunir el oro y las joyas.

—Olaf me dijo que le conociste cuando él todavía era un niño y que le salvaste la vida dos veces. ¡Cuéntame por lo menos algo más sobre él! ¡Me interesa tanto!

—Bueno, desde la niñez Olaf era diferente a todos a su alrededor. ¡Se lanzaba a proteger a aquellos que, según su opinión, fueron ofendidos injustamente y no temía a nada ni a nadie!

Vagni contó a Anika mucho sobre lo que recordaba.

Una vez le contó cómo Olaf salvó a Vagni mismo:

—Me preguntaste cómo salvé la vida de Olaf, ¡pero Olaf también me salvó! Sin embargo, él no me salvó de la muerte, sino de algo que es peor que la muerte, es decir, del apagamiento paulatino y la falta de sentido de todo en mi vida.

»Yo pensaba en aquel entonces que mi destino estaba cerca a su fin y que todo para mí había quedado en el pasado. Tenía sólo un sueño: morir en la tierra natal o en el mar, pero no en un país extranjero, donde yo miraba todo lo que me rodeaba con repugnancia.

»¡He aquí que Olaf me encontró y cambió todo esto! ¡Cerca de él, mi vida obtuvo sentido otra vez! ¡Me volví necesario para las personas, y fue como si la juventud regresara! ¡Incluso mi vista mejoró!

»¡Él no es sanador ni doctor, pero, por alguna razón, incluso las enfermedades de las personas se curan al estar cerca de él! Por ejemplo, Run, el chico escaldo, era débil y enfermizo, pero después de varios meses de viaje con Olaf, ¡se volvió tal como lo viste!

»Esto sucede con las personas, ¡porque Olaf les enseña a tener otra actitud hacia la vida y les da una esperanza, una meta! ¡Y para cada uno, él encuentra palabras especiales y necesarias específicamente para esta persona, palabras que despiertan su fuerza y alegría y le motivan a cambiar para llegar a ser mejor!

»Por ejemplo, a mí me dijo que mi vista no se empeoraba debido a la vejez, sino ¡porque yo veía solamente la oscuridad y la suciedad a mi alrededor, solo los defectos de las personas que se encontraban al alcance de mi vista! Yo no estaba dispuesto a amar a estas personas y no buscaba la manera de ayudarles, sino que simplemente añoraba mi propio pasado y condenaba y odiaba a todo y a todos a mi alrededor.

»No sé al cien por ciento si todo lo que Olaf dice es verdad, pero, normalmente, ¡todo sucede exactamente como él lo dice! ¡Mi espalda, por ejemplo, ya no me duele y mis ojos ven casi tan bien como en mi juventud!

»Incluso ahora, sin él, comprendo que soy necesario para ti y para él, ¡y esto trae felicidad a mi vivir!

»¡La vida de una persona necesariamente debe tener sentido!

»Olaf dijo sobre esto usando palabras que no entiendo completamente. Dijo que él vivía según la Voluntad y Poder a los cuales llama Dios, el único Padre de todos los mundos de la Creación.

»Olaf no es un brujo ni un chamán, ¡pero habla con Dios! Y Dios le revela aquello que Le pregunta.

»Vi a diferentes sacerdotes entre aquellos que se llaman cristianos y entre aquellos que rinden culto a Odín, Mitra u otros poderes o espíritus. Todos ellos simplemente ejecutan rituales e invocan la misericordia de sus Dioses.

»¡Olaf, en cambio, puede hablar con Dios como con un amigo! ¡Lo hace de la misma manera como estamos conversando contigo ahora!

—¡Sí, oí cómo él conversaba con Dios!

»¡Olaf es especial! ¡Es tan bello, fuerte, puro y luminoso, y no tiene nada de falsedad! ¡Nunca vi a una persona así antes! Todos se pavonean siquiera un poco ante los demás por su fuerza, su autoridad, su inteligencia, su apariencia o sus riquezas y esconden lo que no quieren que los demás vean.

—¡Sí, tienes razón! Sin embargo, a veces es muy difícil entender a Olaf y es aún más difícil vivir siguiendo sus consejos completamente.

—Es verdad, pero incluso aquello desconocido sobre lo cual él habla, ¡es tan atractivo y hermoso! ¡Y es por eso que es tan alegre para mí vivir como él me explicó!

—A mí, en cambio, me parece que lo que él sugiere para la vida de las personas es irrealizable en realidad. ¡No obstante, él mismo vive exactamente así!

»No sé si es posible aprender a seguir en la vida aquellos principios sobre los cuales él habla. Pero creo que la vida de las personas, de hecho, será mejor si todos siguen estas reglas.

»Olaf me contó que tenía un maestro sufí. Esta palabra significa puro en árabe. Y este maestro habló sobre las leyes de la vida pura y piadosa para las personas. Trataré de relatarte aquello que recuerdo:


Uno debe mantener la pureza del cuerpo, del alimento, de la ropa y de la vivienda.

Pues la pureza externa contribuye a la pureza interna.


Uno debe mantener la pureza de la vista.

Esto significa cuidar los ojos del alma. Para esto, se necesita no mirar aquellas cosas que suscitan la ira, la envidia y el deseo de lo ajeno.

¡La contemplación de lo bello, en cambio, purifica al alma!


Uno debe mantener la pureza del oído.

Esto significa guardar el oído de palabras obscenas y llenas de suciedad que provienen del odio.

Es bueno, en cambio, escuchar música bella y los sonidos tiernos de la naturaleza, así como sonidos armoniosos y palabras sabias.


Uno debe mantener la pureza de las manos.

No se trata sólo de lavarlas, sino que cualquier obra que hacemos con nuestras manos debe ser buena, beneficiosa y justa.


Uno debe mantener la pureza de los pensamientos.

En otras palabras, hay que eliminar los pensamientos malos y sombríos, no desear el mal a otros y no tener lástima de uno mismo. Los pensamientos pesados y aquellos privados de pureza destruyen la felicidad.

Los pensamientos luminosos y bondadosos, en cambio, traen el éxito.


Uno debe mantener la pureza de su habla.

¡Pues las palabras que pronuncias llevan en sí el poder y la intención del alma, y no deben malgastarse!

Las palabras deben ser pronunciadas siempre y cuando puedan alcanzar cierto propósito en los oyentes.

La pureza del habla también se obtiene a través de la habilidad de estar callado. Esta habilidad ayuda a lograr que cada palabra cuente, sea ponderable, necesaria y oportuna.

Es bueno oír y comprender los pensamientos del interlocutor. Pero es aún mejor ¡comprender los pensamientos de Dios! Sin embargo, esto se puede aprender sólo habiendo enseñado a la propia mente a estar callada.


Uno debe mantener la pureza del alma. ¡Esto es lo más importante y para lo que sirven todas las reglas anteriores de pureza!

¡Pues sólo un alma pura es capaz transitar por el camino del corazón espiritual y acercarse a la Pureza del Altísimo!

¡Sólo la pureza del corazón permite manifestar el verdadero amor!

¡Regalar amor y no exigir amor de los demás es el camino de la felicidad!


Olaf habló mucho sobre el Camino del Corazón que acerca a una persona a lo Divino y que puede hacerla similar a las Almas Divinas, a quienes a veces se Las llama Dioses. Pues, según la opinión de Olaf, su Gran y Único Dios está compuesto de la Unidad de Muchas Almas Divinas.

—Sí, ¡Olaf sabe tanto de todo! ¡Y él abre ante las personas la gran posibilidad y felicidad de amar!

Anika y Vagni a menudo pasaban tiempo en tales conversaciones, y ella se alegraba por todo lo que llegaba a saber sobre su amado.

* * *

El jarl Ingvar avanzaba inmutablemente hacia su meta de ser el soberano de todos los jarls locales y la alcanzó.

Para fortalecer su nueva posición, decidió mudar a toda la comunidad a otro lugar.

Así que todo, bienes y familias, fueron embarcados en los drakkares. Solamente Anika se negó a viajar. Ella dijo a su padre:

—¡Olaf debe regresar a este mismo lugar y lo esperaré aquí, como le prometí!

—Él podrá encontrarte si puede y quiere regresar, pero él también puede cambiar de opinión. Pues ¿cuántas bellas mujeres podrá encontrar durante este año? No lo sabemos. Si, en cambio, te vas conmigo, ¡serás una novia deseada para cualquier jarl! ¡Tú misma podrás escoger entre ellos!

—¿Acaso no lo entendiste todavía, padre? ¡Yo amo solamente a Olaf!

—Bueno, ¡sigue amándolo, nadie te lo impide! Pero vamos con todos, y ¡que sólo su hombre Vagni se quede aquí para indicar a Olaf dónde debe buscarnos!

—¡No! ¡Yo también me quedo aquí!

El jarl no esperaba tal resistencia de su hija. Así que, enojado, la amenazó con dejarla sola sin protección. Hasta último momento, él esperaba que Anika cambiara de opinión, pero ella se mantuvo firme en lo que había decidido.

Finalmente, ella se quedó sola con Vagni en el caserío ya despoblado.

* * *

A Anika le gustaba subir a un peñasco alto y mirar desde allí a la distancia, hacia el lado donde el sol brillaba durante el día y de donde debía regresar su amado.

Le parecía que cuando ella miraba el mar y escuchaba el sonido de las olas, llegaba a estar más cerca de Olaf. Era como si su amor ¡pudiera alcanzarlo y abrazarlo!

Pasó el invierno y llegó la primavera.

Los manzanos empezaron a florecer. Antes, en estas tierras, no se habían plantado árboles frutales, pero Olaf trajo tres arbolitos y los sembró junto con Anika. ¡Estos tres arbolitos sobrevivieron al frío del invierno! Y ahora Anika, admirando sus primeras tiernas flores, ¡sentía que su amado estaba cada vez más cerca!

Un día la emoción de su amor era tan fuerte que le pareció que el peñasco en el que estaba su cuerpo empezó a crecer dentro del espacio de Luz. Este peñasco consistía de los estratos de Luz más densos que estaban sobre la gran vastedad del tiernísimo Resplandor blanco dorado. ¡Y aún más profundamente había un mar entero de Fuego suave y cariñoso!

Ella sintió que podía, como el alma que llegó a ser alada debido al amor, caer en esta Luz y planear allí al igual que una gaviota. ¡Ella podía volar al lugar donde navegaba el barco de Olaf y abrazar allí a su amado!

¡En aquella Luz, vio de repente un Rostro y unos Ojos y sintió que unos grandes Brazos cariñosos y tiernos la abrazaban! «¡Creo que es el Gran Dios de mi amado Olaf Quien me está ayudando ahora!» —pensó.

Ella no podía escuchar claramente las palabras de Dios, pero sintió que en esta Luz ¡sonaban las palabras más tiernas y más bellas sobre el amor! ¡Ella se disolvió en felicidad extática!

Permaneció en este estado por algún tiempo y luego bajó corriendo desde este peñasco exclamando:

—¡Vagni! ¡Yo vi al Dios de Olaf! ¡Mi amado está cerca y ya mismo llegará!

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