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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Salto al abismo
 

Al otro lado del mundo material/Salto al abismo


Salto al abismo

En el día de hoy vamos a visitar a Ptahhotep y a Jesús.

Vladimir me preguntó ya por segunda vez si tenía miedo ante el «espantoso tribunal del Cristo».

¡Pero me eché a reír! ¿¡Cómo puedes temer a Aquel a Quien tanto amas!?

Con todo, tenía esperanza de que Él no tuviera nada por lo que reprocharme.

¡Me puse extremadamente alegre, como si me esperara una fiesta, un encuentro muy agradable! E incluso yo misma me maravillé de esta emoción repentina y miré a los demás, para ver si algo parecido pasaba con ellos. Pero no, estaban conversando tranquilamente, sonriendo y permaneciendo, como siempre, en un estado pacífico y armonioso.

El gozo aumentaba más y más y me llenó «hasta la coronilla».

Nos acercamos a la zona de trabajo de Ptahhotep.

La meditación que debería dominar se llamaba «Salto al abismo».

En este sitio de poder, destinado especialmente para este trabajo, yo debía experimentarme parada al borde de un abismo, de espaldas a éste, después «saltar» desde el anahata hacia atrás y hacia abajo en la Infinitud de la Luz Divina, disolverme en Ésta, llegar a ser Ésta. Luego debía, restaurando mi forma antropomorfa de la conciencia, colocar mi cuerpo material frente a mí como en una bandeja.

Vladimir me explicó también otros detalles de esa meditación y luego propuso saltar al abismo.

Salté…

¡Y me encontré en el Océano del Fuego Divino!

¡Sin embargo, este Fuego no quemaba, pues era Amor!

¡Era posible disolverse en Éste… o nadar desplazándose allí con la ayuda de los brazos de la conciencia!

Me rodeaba un inmenso Espacio lleno de la Conciencia Que tenía color de una llama clara.

¡Quise alcanzar Su límite, pero no hubo ningún límite para Su Inmensidad!

Entonces decidí disolverme completamente y desaparecer.

Pero Vladimir, observando lo que estaba haciendo, no me lo permitió:

—¡Perfecto! ¡Muy bien hecho! ¡Pero antes de que te canses, haz la meditación «Bandeja»!

Entonces, de mí misma como conciencia, formé detrás de mi cuerpo material una figura humana gigante. Comparado con ésta, mi cuerpo se veía ahora infinitamente pequeño y lo coloqué sobre una bandeja de plata que visualicé.

Lo hice muy bien, pero me aburrí pronto de estar en aquel estado. Y entonces me sumergí nuevamente en el Océano de Fuego.

—¡Excelente! —dijo Vladimir, invitándome a regresar al mundo material—. ¡La única observación y recomendación para el futuro es que nunca debes cerrar los ojos de tu cuerpo material al hacer ese tipo de meditaciones!

—Una vez —empezó a contar él—, ya hace mucho tiempo, cuando todavía no tenía la suficiente experiencia en el reconocimiento de las personas según sus capacidades intelectuales, yo trataba de enseñar el arte de la meditación a una mujer joven, también bióloga como yo. Para este propósito, tuvimos que ir a sitios de poder lejanos por una autopista estrecha con mucho tráfico. ¡Esta mujer no quería conformarse de ninguna manera con que se debiera meditar con los ojos abiertos! Entonces, dos o tres veces tuve que sacarla de las ruedas de los camiones. Si no lo hubiera hecho, la habrían atropellado. No obstante, ella, a pesar de todo, no aprendió lo que le pedí.

»¡Más tarde ella se enfermó una vez de la gripe y me declaró que había sufrido durante esta enfermedad por todos los pecados de la humanidad! ¡Mira qué formas tan extrañas de fatuidad y de arrogancia existen! Tuve que separarla completamente de nuestro trabajo.

»Repetiré otra vez los motivos por los cuales debemos aprender a meditar con los ojos abiertos.

»Primero, si cerramos los ojos, «nos olvidamos» fácilmente y empezamos a fantasear desde el chakra ajña en vez de realizar un trabajo meditativo, realmente eficaz.

»Segundo, siempre hay que mantener una conducta adecuada en el mundo de la prakriti, es decir, de la materia. Ya lo he ilustrado solamente con un ejemplo. Pero podemos pensar en muchas otras situaciones parecidas.

»Meditando, nosotros, con la mayor parte de la conciencia, realizamos unas u otras acciones en dimensiones espaciales sutilísimas. Sin embargo, al hacerlo, debemos dejar en los propios cuerpos materiales esa parte de la conciencia, es decir, de nosotros, que se necesita para orientarse bien entre los objetos materiales y para garantizar la seguridad del propio cuerpo y de los cuerpos de los compañeros.

Cuando yo no cerraba los ojos, para mí no era difícil controlar simultáneamente ambas situaciones: permanecer en el Océano de la Conciencia Divina y a la vez fijarme en todo lo que sucedía alrededor de mi cuerpo, hasta en los terrones y en las piedras debajo de mis pies.

Vladimir propuso, si yo no estaba muy cansada, caminar, meditando, hasta el límite más lejano del sitio de poder, o sea, unos cien metros. No estaba cansada y, por tanto, con gusto continué el trabajo.

Logré hacer todo con mucha facilidad.

Vi y sentí que todos se alegraban por mí.

¡Y ellos veían lo mismo que veía yo!

Vladimir exclamó gozosamente:

—¡En cierto tiempo, mucho más antes de que aparecieras entre nosotros, íbamos a este lugar decenas de veces para poder dominar esta meditación! ¡Pero para ti, fue suficiente visitar este lugar sólo una vez!

«¿Cómo suficiente?», pensé yo. «¿Es porque no tenemos tiempo o porque realmente lo hice muy bien? ¿Cuál entonces es la razón de mi progreso tan rápido? ¡Pues no puede ser que sea mejor que los demás!». Me perdí en conjeturas.

—¿Por qué para mí fue suficiente sólo una vez? —pregunté yo casi indignada.

—¡Porque ya lo sabes hacer! ¡Es tu experiencia de las encarnaciones pasadas! —Vladimir rió.

Todos los demás también se echaron a reír. Me justificaba diciendo que tenía miedo de enorgullecerme.

—¡Es correcto! Pero lo que se necesita es encontrar y saber el propio lugar en el Proceso Evolutivo —empezó a explicarme Vladimir—. Y entonces nunca aparecerán fundamentos para enorgullecerse. No obstante, esa recomendación mía será apropiada solamente para ti, una persona ya espiritualmente bien desarrollada, que posee además un intelecto desarrollado.

Vladimir continuó examinando este tema desde otro punto de vista:

—¿Cómo nos percibíamos hace muchos, muchos años atrás? Solamente como unos cuerpos. E incluso dentro de los cuerpos, vivimos en uno u otro chakra. En otras palabras, éramos mucho más pequeños que nuestros cuerpos.

»Pero ahora hemos llegado a ser tan grandes que a veces ni siquiera podemos encontrar nuestros propios cuerpos desde el estado de disolución en el Océano del Absoluto. Éstos se ven tan pequeños comparando con las nuevas dimensiones de la conciencia.

»Pensemos. ¿En cuántas veces cada uno de nosotros está más grande que su cuerpo material? ¿En miles, millones, mil millones de veces?

»¡Ahora vivimos con la mayor parte de nosotros mismos fuera de nuestros cuerpos y ya no podemos caber en éstos!

»¡El cuerpo puede morir, pero yo me quedo! ¡Ahora puedo existir plenamente sin éste!

»Yo, teniendo un cuerpo material, es decir, siendo encarnado, estudio y empiezo a hacer habitable para mí el mundo inmaterial dentro del Absoluto infinito.

»¡Con todo, todavía necesitamos nuestros cuerpos! ¡Éstos nos sirven para seguir desarrollándonos! ¡Pues el desarrollo es prácticamente infinito! ¡Nadie debe creer que ha logrado la totalidad de la Perfección! Pensar así sería un error grave que proviene de la falta del conocimiento filosófico.

»El cuerpo es una «fábrica» que produce la energía. Ésta se usa, entre otras cosas, para la formación y el crecimiento del alma o conciencia. Obtenemos esta energía comiendo alimentos sáttvicos comunes. Estos alimentos se transforman —en el sistema digestivo del cuerpo— en energía, que podemos usar, entre otras cosas, para el crecimiento de la conciencia. ¡Repito que el cuerpo es una «fábrica» de energía para el crecimiento de la conciencia o alma!

»Para una persona ordinaria la muerte de su cuerpo es una catástrofe. Surge la perplejidad: ¿cómo viviré sin éste? Tal persona puede entrar otra vez en su cuerpo, atravesarlo, pero no puede unirse con éste, sujetarse allí. ¡La posibilidad de esconderse en el cuerpo ha desaparecido! ¡Tal alma siente pánico!

»En cambio, nosotros ahora tenemos la posibilidad de modelar la situación de la muerte del propio cuerpo y de prepararnos, de antemano, para ésta.

»¡Es más, podemos intentar «meternos» completamente, con la conciencia entera, en el propio cuerpo y darnos cuenta de que es imposible! ¡No entramos allí, ya que somos mucho más grandes que los cuerpos!

»¡He aquí la Libertad, Liberación del mundo material!

»¡Podemos convertir fácilmente nuestros brazos de la conciencia en alas y volar! Pero no es lo principal. ¡Es bueno volar a veces experimentándonos totalmente libres del mundo material! ¡No obstante, nuestra Meta es otra, es unirnos con el Creador y después ayudar a todas otras personas desde Él!

»Y repito otra vez que durante tales vuelos, y bien durante casi todas las meditaciones, hay que mantener los ojos del cuerpo material abiertos, para poder percibir no solamente todos los eones* con los cuales trabajamos en aquel momento, sino también el plano material.

Cuando llegamos al margen del sitio de poder, Vladimir propuso otra meditación. Había que imaginar el propio cuerpo insertado en la pared interior de un volcán, en su parte más alta, de espaldas al cráter, y saltar desde el anahata a su profundidad.

Probé y de inmediato me quejé de que me había faltado espacio allí. Pues en las meditaciones anteriores, podía expandirme «a cuanto el alma pide», pero en ésta era limitada por el cráter del volcán. Vladimir me alabó por esas sensaciones.

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