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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
«Práctica pedagógica»
 

Al otro lado del mundo material/«Práctica pedagógica»


«Práctica pedagógica»

Estuvimos de nuevo en el sitio de poder de Meniul.

Esta vez Vladimir me pidió —para que memorizara mejor el material estudiado— realizar una «práctica pedagógica». Más exactamente, debía asumir el papel de instructora y todos los demás, menos Vladimir, el de mis alumnos. Él, en cambio, se alejó de nosotros para no perturbarme con su presencia.

Al principio, naturalmente, me encogí. Pero, debido a que no era la primera vez que me «presentaba en público», después de cierto esfuerzo, conté sobre mi experiencia del trabajo con el chakra del cuello y con el chakra de la cabeza. Todos mis «discípulos» repetían diligentemente estos ejercicios.

Luego todos me alabaron. La única observación era que es mejor usar el pronombre «nosotros», y no «ustedes» o «tú», al dirigirse a los oyentes. Por ejemplo, NOSOTROS salimos fluyendo del anahata, NOSOTROS nos unimos con el Espíritu Santo.

¿Por qué? Porque, como lo explicó Vladimir, si dices «tú» o «ustedes», los oyentes tienen que realizar una operación mental: «tú» o «ustedes» significa «yo». En cambio, si usamos el pronombre «nosotros», ellos no necesitan realizar esta operación y reciben la información más fácil y naturalmente.

Es más, si usamos en semejantes situaciones los pronombres «tú» y «ustedes», esto significa que nos contraponemos a los oyentes (conscientemente o inconscientemente). Estos dos pronombres separan. En cambio, el pronombre «nosotros» une. Y el Amor, que debemos desarrollar, es la unión.

Al respecto, sería beneficioso que cada uno preste atención a una particularidad importante del idioma polaco. Los polacos no dicen «tú» o «ustedes». En vez de esto usan un giro de lenguaje que les hace ver la situación con los ojos del otro interlocutor. Por ejemplo, ellos no dirán: «¡Tania, tú debes hacer esto u otro!», sino que dirán: «¿No cree, Tania, que sería interesante para ella hacer así o asá?».

No sé si mis clases realmente estuvieron buenas o, simplemente, todos quisieron apoyarme, pero regresé a la hoguera con la sensación de un examen aprobado con una excelente calificación.

Vladimir también estaba contento por mí. Y yo, por fin, logré estar más segura de mí misma.

Estábamos parados cerca de la hoguera, cuando de repente Vladimir dijo:

—María Magdalena vino. Ella nunca nos había visitado antes. Cuenta que alcanzó la Perfección en Su siguiente encarnación después de la que conocemos. Además dice que tú, Tania, tendrás una tentación después de un mes aproximadamente. La tentación de rechazar el Camino. Lada también me lo dijo en secreto —añadió Vladimir—. Pero ahora María confirma que puedo decírtelo.

»Si pasas la prueba —continuó Ella—, al final del verano, ante ti se abrirán nuevas y mayores perspectivas de crecimiento.

«Bueno», pensé yo. «Las pruebas son necesarias». Lo sabía y no me sorprendí, aunque tal forma del aviso sobre éstas me asustó un poco. Enseguida me puse a recordar las pruebas que Vladimir había pasado.

Pero debemos aceptar la Voluntad de Dios. ¡No hay donde esconderse de Él!

El siguiente ejercicio me lo explicó Anna. Yo debía aprender a limpiar el tabique entre el sushumna y el meridiano central.

—Al principio, limpiamos bien el sushumna. Lo podemos hacer visualizando un «cepillo» redondo con espuma de jabón e introduciéndolo en el meridiano desde arriba. También podemos usar otras herramientas. Después vertemos allí la luz líquida.

Observando cómo me movía dentro de mi sushumna, Anna me corregía de vez en cuando, por ejemplo, diciéndome que en el área de la pelvis o del cuello todavía quedaba un poco de suciedad.

Luego empezamos a limpiar el tabique.

—Imaginamos el meridiano central como una gigante probeta transparente sin fondo y entramos allí desde abajo y en el sushumna desde arriba. Empezamos a limpiar el tabique con las dos manos desde ambos meridianos, a lo largo de toda su extensión, hasta hacerlo transparente.

Anna observaba, corregía y sugería.

Logré ver los oscurecimientos justamente en aquellos lugares donde antes había sentido cierto malestar.

* * *

Pronto tenía que regresar. Vladimir me pidió que en mi casa repitiera todos los ejercicios, para no perder los hábitos adquiridos y, es más, para fortalecerlos y desarrollarlos. Él insistió que no debería olvidar a mis nuevos Amigos, los Maestros Divinos, y que debiera siempre estar atenta y perceptiva a Su ayuda y guía.

¡Sí, de ahora en adelante conmigo siempre estarán mis amados Maestros! ¡No estoy sola ahora!

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