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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Cuento acerca de la última caza
 

Cuentos del abuelo Vanya/Cuento acerca de la última caza


Cuento acerca de la última caza

Anechka entró en el cuarto del abuelo Vanya para escuchar un nuevo cuento de hadas como era usual.

Ahí había una gran foto de él en la pared. En esta foto el joven abuelo Vanya posaba en un caballo y con uniforme militar.

A Anechka le gustaba mucho este retrato. ¡El abuelo Vanya lucia apuesto en el! ¡Y el caballo le correspondía muy bien!

El abuelo Vanya aún era apuesto en su vejez. Su cuerpo era alto, con hombros anchos, manos fuertes y un esponjoso bigote gris.

Anechka amaba peinar su bigote con un pequeño peine y subir sus extremos en sus dedos cuando el abuelo Vanya lo permitía.

Ambos soñaban con comprar caballos para montar juntos, pero sus sueños no se hicieron realidad aún. ¡Es por eso que Anechka con frecuencia imaginaba, mientras montaba su bicicleta, que ese era su leal corcel! Y cuando ella iba a montar una bicicleta con su papá, ellos incluso exclamaban: “¡A montar!” Anechka incluso aprendió a montar su bicicleta como un caballo, “en una manera masculina”, ¡así que ella podría aprender a saltar sobre un caballo dentro de muy poco!

Sin embargo, esta vez Anechka, habiendo visto la foto, le preguntó al abuelo Vanya acerca de algo diferente:

—Cuéntame, abuelo, ¿estuviste en una guerra?

—Lo estuve, Anechka, pero no te contaré sobre eso ahora.

»¡La guerra da mucho sufrimiento a las personas! No es un cuento de hadas cuando los soldados galopan en caballos contra tanques porque sus comandantes les ordenaron hacerlo.

»¡Es terrible cuando hay guerra! Entonces las personas, caballos y los otros animales son mutilados y asesinados. ¡Hay mucho dolor terrible durante las guerras!

»¡Incluso cuando la guerra es por justicia, tampoco es alegre!

»¡Deseo que nunca veas lo que sucede en la guerra!

Anechka comenzó a pensar profundamente sobre esto y dijo:

—Mis amigos y yo jugamos a la guerra este verano. Ellos son chicos. Les gusta jugar a la guerra. Y yo jugué con ellos. Por diversión, disparamos una pistola de juguete y una escopeta de juguete contra un adversario imaginario y, por supuesto, ganamos. Era interesante esconderse y tenderse al acecho sin moverse.

»Así que, ¿eso significa que es malo disparar, jugar a la guerra?

—¡Anechka, deberías pensar en esto por ti misma y decidir que es malo y que es bueno, y por qué!

—¿Recuerdas cómo te prometí decirte que deseo mágico me gustaría hacer? —preguntó Anechka.

—Sí, lo recuerdo. ¿Ya lo pensaste?

—En aquel momento no pude, ¡pero ahora lo sé! ¡Deseo que la guerra nunca suceda! ¿Se hará realidad mi deseo?

—¡Tu deseo es bueno, Anechka! ¡Pero parece que no es suficiente que solo lo desees tú! ¡Muchas personas deben desear la misma cosa para que eso se haga realidad!

»¡Es importante para todos entender tanto lo que es bueno, y por lo tanto debe ser hecho, como aquello que causa daño a otros y, como consecuencia, es malo!

»Si no causa daño a otros, la acción puede ser hecha. Si, además, tu acción es útil para otros, ¡es aún mejor!

»¡Siempre es bueno pensar en esto!

»Déjame contarte como entendí esto sobre la caza cuando fui a cazar por última vez.

—¿Fuiste un cazador?

—¡Lo fui, Anechka!

»La caza es similar a la guerra en cierto modo. Pero los cazadores no piensan del todo sobre esto, y yo mismo no pensé esto tampoco. ¡Nunca se me ocurrió que era un pecado disparar contra las aves y demás animales!

»Muchas personas cazan, y esa es una costumbre que viene de tiempos antiguos. Por eso no pensé acerca de ello…

»¡Me gustaba cazar, porque es muy agradable pasar la noche cerca de una hoguera en el bosque al aire libre, escuchar el silencio de la noche y ver el amanecer!

»Los cazadores con frecuencia se esconden y se tienden al acecho por largo tiempo mientras esperan y observan a las aves y otros animales. Ellos incluso adaptan lugares para tener la oportunidad de disparar a las aves o a otros animales desde una mejor posición.

»Tal lugar es llamado “un refugio de caza”, y desde él, un cazador puede ver todo a su alrededor sin ser visto por animales.

»Es interesante estar en él, ¡escuchando al canto de los pájaros y viendo cómo sale el sol! ¡Es posible ver mucha más belleza en el bosque por la mañana desde el!

»¿Qué aves conoces Anechka?

Anechka lo pensó y comenzó a enumerar:

—Conozco gorriones, palomas, cuervos, estorninos, pinzones, patos, cisnes…

—¿Tal vez, conoces a los gansos también?

—Solo he leído acerca de ellos y los he visto en la TV. Pero no he visto gansos reales.

—Hay aves que viven cerca de los humanos. Pero cuando yo era un cazador, vi muchas aves del bosque diferentes y escuchaba sus bellas canciones. Tales aves son urogallos de madera, becadas, becacinas y gallos lira.

»Bueno, nos desviamos del tema.

»En esos tiempos, yo cazaba patos y tenía un refugio de caza hecho de cañas. Estaba sentado en el y observando.

»Pronto vi a un buen pato nadando. Ese era un pato macho. Ellos tienen plumas color verde oscuro en su cabeza y una tira blanca pequeña en su cuello, mientras que los patos hembra están totalmente cubiertos con plumas marrones. Necesitan disfrazarse porque empollan y luego cuidan a sus polluelos.

»Así que este bello pato estaba andando sin verme.

»¡Lo admiraba! Incluso estaba comenzando a pensar que, quizá, no debería dispararle y tener compasión de tan hermosa ave.

»¿Qué harías en mi lugar, Anechka? ¿Tendrías compasión?

—¡Claro que tendría compasión! —dijo Anechka con confianza.

—Yo, por el contrario, ¡pensé acerca de esto por un tiempo y entonces decidí que era mi debilidad que parecía de la contemplación de esta belleza!

»Yo era un cazador experimentado, y esto nunca me había sucedido antes. Pensé: “¡Belleza es belleza, pero la cosa debe hacerse! ¡A cuantas cosas he disparado durante mi vida entera! ¡Gallos lira, perdices, liebres! ¡Incluso cacé jabalíes y alces! ¿Por qué me he vuelto tan sentimental de repente? ¡No lo entiendo! Otros cazadores están disparando cerca. ¡Si no disparo a este pato otro cazador lo hará! ¡La temporada de caza está abierta ahora!”

»Así que volví a apuntar y me pareció que incluso apreté el gatillo, ¡pero entonces sucedió algo extraordinario! ¡Me creas o no, pero volé como una bala en lugar del proyectil y me encontré en el cuerpo del pato! Me estaba moviendo con mis patas y nadando, pero aún estaba pensando como un humano…

»¿O tal vez los patos también pueden pensar? No lo sé.

»Aunque me había convertido en el pato, recordé que era un cazador y que estaba apuntando.

»Comencé a nadar a las cañas lejos de ese lugar.

»Sin embargo, de repente apareció un bote y otro cazador me apuntó con su arma. ¡Empecé a mover mis patas palmeadas más rápido, batí mis alas y entonces despegué!

» “¡Ahora estoy a salvo!” —pensé.

»Cuando era un humano, no podía volar. ¡Pero ahora podía! ¡Ahora sí podía! ¡Y esto me dejó sin aliento! Desde esta altura podía ver el lago entero, el bosque y un gran río que tenía su origen en el lago. ¡Que belleza!

»Decidí volar al río, ¡pero no funcionó de esa manera!

»Escuché: “¡Pum, pum!”. Me estaban disparando.

»¡Me asusté! ¡Pero no había donde esconderse: ellos me disparaban de todos lados!

»Entonces me dieron.

»¡Sentí un terrible dolor en mi cuerpo entero! Entendí que el final de mi vida llegó. Comencé a caer y me desmayé del dolor.

»¡Sin embargo, ese no fue el final!

»Repentinamente me encontré en el cuerpo de un gallo lira. Tenía plumas negras, cejas rojas y algunas plumas blancas en mis alas y cola. Si extendía mi cola como un abanico esas plumas blancas serían bastante visibles. En resumen, ¡me sentí muy guapo!

»Estaba sentado en la parte superior de un abedul, y la rama debajo de mi pesado cuerpo se hundía y se balanceaba.

»Vi a mi alrededor. ¡Era tan hermoso! El amanecer había recién comenzado. El cielo era rosa, pero el sol aún no se mostraba detrás del bosque.

»¡Quería cantar mucho! ¡Bueno, no era primavera sino otoño, no era un momento muy apropiado para cantar!

»¡Pero el clima era muy hermoso y me moría por cantar!

»¡Así que decidí volar a un sitio de apareamiento y cantar un poco allí mientras nadie me veía!

»Los gallos lira, Anehcka, bailan en los sitios de apareamiento y cantan sus canciones en primavera.

»Un sitio de apareamiento de los gallos lira es un lugar especial donde los gallos lira machos se reúnen cada mañana en la primavera. Los gallos lira hembras también llegan volando allí para admirar el canto de los machos desde atrás de los arbustos y para elegir un esposo.

»En el transcurso de mi vida entera como cazador vi muchas veces como los gallos lira realizan sus rituales de cortejo. Yo solía hacer un refugio especial de ramas en su lugar de apareamiento cerca de algunos arbustos para que los gallos lira no me notaran. Llegaba allí por la noche y me sentaba silenciosamente.

»¡El silencio estaba en todo alrededor!

»Los gallos lira venían volando a su lugar de apareamiento en la oscuridad, mientras el sol aun salía.

»Usualmente ocurría así: estas sentado en un escondite, y de repente un gran número de aves llega volando ruidosamente y, luego de mirar a su alrededor, ¡comenzaban a correr sobre su sitio de apareamiento y saltaban de inspiración! ¡Entonces comenzaban a cantar tan maravillosamente que es difícil describirlo con palabras! ¡Caminan magníficamente uno junto al otro, muestran sus colas y a veces incluso pelean uno contra el otro para mostrar a las hembras cual es el más audaz de entre ellos!

»Lo vi muchas veces, pero yo nunca canté así. ¡Y ahora, en el cuerpo de un gallo lira quería mucho hacerlo!

»¡Y canté! ¡Y corrí sobre el sitio de apareamiento, pero no por mucho tiempo! Era otoño después de todo.

»Y luego quería comer mucho.

»Así que volé de vuelta a los abedules y me senté en una rama en donde habían un montón de amentos de abedul balanceándose. ¡Picoteé cada amento y realmente me gustó!

»¡Picoteé otro! ¡Era muy delicioso! Era ligeramente parecido a las nueces.

»Tu, Anechka, puedes probar estos amentos de abedul cuando vayas a caminar o a esquiar al bosque. ¡Los humanos también lo pueden comer!

»¡Sin embargo, no tuve suficiente tiempo para saciarme con amentos de abedul y para disfrutar la vida de un gallo lira! Otro cazador me apuntó y disparó. Me asusté y volé. ¡Pero no hubo manera! Otro disparo de este cazador me alcanzó.

»En este punto morí como un gallo lira y muy inesperadamente me encontré en el cuerpo de un alce.

»¡Era extraño, porque no tenía brazos sino solo cuatro piernas y una gran cornamenta!

»¡Cerca de mí vi a mi pareja, una alce, en un claro! ¡Era tan hermosa! ¡Tenía largas y esbeltas piernas y cabello de brillo dorado!

»Fuimos a caminar lado a lado en el bosque.

»Caminamos y comimos césped y ramitas con pequeñas hojas. ¡De vez en vez nos deteníamos y nos acurrucábamos el uno al otro para demostrar cómo nos amábamos el uno al otro!

»¡Inesperadamente, cazadores con perros aparecieron!

»Comenzamos a correr. ¡Corrimos y corrimos! Pero hirieron a mi pareja y luego la mataron…

»Dejé de correr y pensé: “¡Que me maten a mí también o que los perros me muerdan hasta morir! ¡Porque no hay felicidad para mí sin mi amada!»

»¡Me sentía tan triste por ella que comencé a llorar!

»Entonces recordé mi vida humana y a mi esposa Akulina. ¡¿Y si alguien la matara de la misma manera, por nada?!

»Fue entonces cuando me encontré nuevamente en un cuerpo humano. Estaba sentado en mi escondite y el pato estaba nadando justo ante mí sin sospechar ningún peligro.

»Resultó que no había tirado del gatillo después de todo. ¡Ahora estaba tan feliz por eso! ¡Rápidamente descargué mi arma y fui a casa!

»Recogí un montón de hongos en mi camino de vuelta como era usual. Mi Akulina estaba tan sorprendida que decía:

»—¿Por qué volviste de la caza con hongos, pero sin una presa?

»Sonreí bajo mi bigote. ¡Cómo podía decirle que la amaba, a mi Akulina, como el alce amaba a su pareja alce! ¡E incluso mucho más!

»¡Es por eso que decidí no volver nunca más al bosque con un arma y nunca más disparar a las aves y demás animales!

»¡Mas tarde le conté a Akulina mis aventuras!

»Ella cocinó sopa de hongos, papas hervidas, hizo panqueques y entonces dijo:

»—¡No hay comida más deliciosa que esta! ¡Viviremos de nuestro jardín vegetal y de lo que el bosque nos dé!

»¡Estas son las aventuras que me ocurrieron, Anechka!

»¡Desde entonces no disparo a nadie!

—¿Entonces eso significa que siempre es malo disparar y matar? —preguntó Anechka.

—¡Si, siempre es malo! ¡Es mejor evitarlo! ¡Sin embargo, a veces ocurre que necesitamos proteger a otras personas buenas de villanos! En esos casos es imposible encontrar otra forma.

»¡Pero es posible siempre evitar disparar a las aves y otros animales y en vez de eso admirarlos!

—¿Quisieras que le pida a mi papá que te de una cámara fotográfica? ¡Él tiene dos!

—¡Gracias por tu consideración, Anechka! Pero me será muy difícil aprender a tomar fotos. ¡Pero tú puedes aprender! ¡Tomarás fotos de aves, de otros animales y de diferentes clases de belleza natural!

»¡Es grandioso que hayas empezado a pensar cómo vivir sin causar daño a nadie!

»¡Y siempre trata de actuar amablemente!

»Si pensamos acerca de esto desde nuestra infancia y si comenzamos a implementar nuestras buenas intenciones en nuestras vidas, entonces, tal vez, ¡cuando crezcas no habrá guerras en ningún lado! ¡Las personas no mataran animales en vano! ¡Y todos vivan juntos en paz y alegría!

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