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Conocimiento contemporáneo sobre Dios, la evolución y el significado de la vida humana.
Metodología del desarrollo espiritual.

 
Autorregulación psíquica
 

Anatomía de Dios/Autorregulación psíquica


Autorregulación psíquica

En Europa las primeras ideas sobre la autorregulación psíquica aparecieron en Alemania. Los médicos alemanes, ya al final del siglo XIX, empezaron a elaborar el concepto que fue llamado «entrenamiento autógeno», y el libro con el mismo nombre del doctor Johannes Heinrich Schultz llegó a ser muy conocido.

¿A qué fueron dedicadas dichas investigaciones y recomendaciones? Principalmente, a la relajación. Se recomendaba relajar el cuerpo y la mente acostándose sobre la espalda o en la así llamada «postura de cochero» (es decir, sentado en una silla con la espalda muy encorvada y la cabeza agachada).

Desde luego, todo esto no tenía prácticamente nada que ver con el yoga como una tradición espiritual. Sin embargo, de esta manera fueron sentadas las premisas para el estudio de este tema, lo que jugó su papel positivo y puede ser considerado como la «prehistoria» de la autorregulación psíquica.

Otra gran etapa en su desarrollo fue la actividad de Alejandro Romen, un psiquiatra que trabajó en Alma-Ata y Moscú. Él fue quien acuñó el término autorregulación psíquica. Él dedicó mucho tiempo y fuerzas a los estudios en este tema y publicó decenas de libros y artículos.

¿Sobre qué escribió? Principalmente, era mera propaganda de la siguiente idea: «¡Trabajadores de las minas, adelante, a practicar la autorregulación psíquica!», «¡Trabajadores de gabinetes de radiología, también!», y así sucesivamente.

Fue bueno porque gracias a ello el término autorregulación psíquica se incorporó en el léxico y se hizo conocido, aunque Romen no elaboró ningún sistema que permitiera aprender esta autorregulación.

Tal sistema fue elaborado por primera vez por nosotros, por nuestra Escuela científico-espiritual. ¿Por qué me atrevo a afirmarlo? ¡Porque sin el uso de las funciones de los chakras, es imposible aprender cabalmente la autorregulación psíquica!

Los chakras son las zonas reflexogénicas de la esfera emocional-volitiva. Trasladándonos con la concentración de la conciencia a uno u otro chakra, cambiamos —con este simple movimiento— nuestra capacidad para el trabajo intelectual, para la percepción estética de la belleza, para el trabajo físico con el cuerpo en el mundo de la materia, para el desarrollo de la facultad de amar «cordialmente» —la facultad más importante— y para otros tipos de actividades.

¡Es imposible regular el propio estado psíquico tan fuerte, bella y precisamente sin el uso de los chakras!

La descripción de sus funciones y de los métodos para el trabajo con éstos apareció por primera vez en nuestros libros. También gracias a nuestras publicaciones, el concepto de los chakras fue «legalizado» por primera vez en la Unión Soviética. Antes de esto, los oportunistas políticos, quienes supervisaban también la ciencia, afirmaban que «la existencia de los chakras no está científicamente demostrada» y que, por lo tanto, ¡éstos no existen! ¡Hasta el mismo tema de los chakras fue prohibido!

Sin embargo, en realidad, los chakras existen y es posible aprender a controlarlos. De allí empieza el verdadero camino del yoga, del raja yoga primero y luego el buddhi yoga, que es un escalón más alto.

Cabe mencionar también que ha aparecido mucha literatura sobre los chakras de autores de diversas nacionalidades poco competentes en esta materia y que a través de ésta se causó mucho daño.

Un ejemplo de esto es la afirmación (aunque no es un caso muy perjudicial) de que las estructuras semejantes a las flores del loto con cierto número de pétalos existen dentro de los chakras. ¡Pero, en realidad, no hay ningún loto allí! ¡No hay ni siquiera nada similar a éste, ni una estructura parecida! Los chakras son cavidades que pueden estar llenas de bioenergía, de la conciencia humana o de la Conciencia Divina.

Por otra parte, no había nada malo en que los practicantes buscaran las flores de loto en sus chakras. Por lo menos, de esta manera aprendían a concentrarse en éstos.

El daño enorme, en cambio, se produjo debido a otro error: hace mucho tiempo un autor alemán escribió un libro en el cual se afirmaba que los chakras debían ser coloreados. Se explicaba que en vista de que existen siete colores principales del arco iris, siete notas musicales y siete chakras —¡siete de todo!—, entonces a cada chakra le corresponde una nota y un color. Así, según este esquema, el chakra anahata debería ser coloreado de verde.

¡Este error trágico hizo mucho daño a un gran número de personas que buscaban sinceramente llegar a ser mejores, pero se dejaron llevar por esta gran mentira!

Debemos entender que en el chakra anahata es donde debe nacer y luego crecer el corazón espiritual. Después este corazón debe llegar a ser idéntico por su calidad al estado del Espíritu Santo y al del Creador.

¿Qué color tiene Dios en Su estado activo? ¡Un color blanco dorado suave! (Juan Matus habló del color ambarino suave). Sin embargo, en Su estado de Calma es transparente.

Entonces ¿para qué nos sirve un corazón espiritual verde? ¡Dios no es verde en absoluto! ¿Quién es verde? ¡Las ranas! ¡Con un corazón espiritual verde podemos intentar unirnos, por ejemplo, con el cieno de un pantano, pero no con Dios!

Debemos llevar a la perfección todos los chakras, pero el chakra principal es el chakra anahata. ¡Pues sólo siendo corazones espirituales, nosotros, como conciencias, podemos crecer correctamente de manera cualitativa y cuantitativa! ¡No existen otras posibilidades!

Todos los chakras deben aproximarse según su estado a los estados de Dios en el Aspecto del Espíritu Santo y en el Aspecto del Creador. El estrato más sutil dentro del Absoluto entero es el Creador. Nosotros, como corazones espirituales, debemos tratar de sumergirnos en Él y luego podremos atraer allí todas las otras estructuras energéticas que tienen valor para este estrato.

¿De qué estoy hablando? Existen los chakras (de éstos supieron principalmente en la India) y existen también los dantianes (con los cuales trabajaron los taoístas de China). El chakra anahata es el dantian central. Aparte de éste, existen el dantian bajo*, que es un «bloque de fuerza» del organismo, y el dantian alto formado por los tres chakras altos.

El dantian principal es el dantian central. Los otros dos dantianes son necesarios y tienen sus propias funciones, pero son solamente auxiliares.

¡Entonces podemos sumergirnos en el Creador y unirnos con Él con todos los tres dantianes! ¡Por esta causa vale la pena luchar y trabajar sobre uno mismo!

Con todo, para sumergirnos con los tres dantianes en el Atman, debemos primero transformarlos hasta que tengan Su estado. Repito que Su Color es blanco dorado suave. ¡No tiene sentido tratar de «meterse» en el Creador con los chakras rojos, verdes o de otros colores! Las personas que han coloreado sus chakras se privaron de la posibilidad de alcanzar los escalones altos en el Camino del perfeccionamiento espiritual, a menos que logren quitar estos colores, lo que es muy difícil. ¡Colorear los chakras es una trampa! ¡Yo ruego a todos no seguir esta tendencia perniciosa y alejarse de aquellos que tratan de introducir estas prácticas seudoespirituales y nocivas!

A propósito, alguien puede preguntar señalándome a mí: «¿Por qué este trata de imponernos su punto de vista? ¿Acaso sólo él tiene razón? ¿Por qué debemos creerle? ¿En virtud de qué?».

El hecho es que nuestro grupo logró recorrer el Camino hasta el final, aunque, por supuesto, entendemos que existen muchas posibilidades más para continuar el trabajo sobre nosotros mismos. Pero hemos recorrido el Camino entero y, por lo tanto, podemos ver claramente todos los errores que cometen otros practicantes. Si el Camino entero fue recorrido y estudiado, entonces se hace posible ver sus tramos-etapas particulares y distinguir fácilmente los intentos correctos e incorrectos de otras personas que solamente se preparan para recorrerlo.

* * *

Ya hemos definido que el chakra principal es el chakra anahata y que el Camino Recto es el Camino de amor hacia la Creación y luego hacia el Creador. Cuando hemos desarrollado la función del Amor (con mayúscula) —a través del amor hacia la Creación—, entonces podemos enamorarnos del Creador también, lo que nos lleva a la Unión con Él en el Amor.

Si hemos dado los primeros pasos en dicho Camino (a saber, nos hemos desarrollado como corazones espirituales), entonces todo el resto es muy fácil. Solamente debemos aprender a ser corazones espirituales cada vez más grandes y sutiles.

¿Cómo hacerlo? Necesitamos encontrar algunas formas que podamos llenar con nosotros mismos como corazones espirituales. En esto nos pueden ayudar los «capullos» de los árboles fuertes y sutiles de diversas especies biológicas. En nuestra región hemos encontrado álamos, pinos, abedules y abetos convenientes para este fin. En este caso, estoy hablando de aquellas plantas particulares que pueden ser llamadas plantas de poder, es decir, no se trata de unas ciertas especies biológicas de árboles, sino de árboles particulares dentro de ciertas especies.

Así que podemos aprender a llenar sus formas con nosotros mismos como corazones espirituales entrando en éstas al salir del chakra anahata, principalmente, hacia atrás.

Luego podemos expandirnos en las inmensidades que se abren desde una montaña o en la inmensidad de una estepa o del mar. Entrenándonos de esta manera, nos convertimos en corazones espirituales cada vez más grandes y obtenemos la facultad de ver con la conciencia, y no sólo con los ojos del cuerpo.

También es importante destacar que el corazón espiritual debe tener brazos, con los cuales podemos sostener y nutrir a otros seres con el propio poder del amor, ayudándoles de esta manera.

Si marchamos por este Camino, los Espíritus Santos llegan a ser visibles para nosotros. Y si Los podemos ver, entonces también podemos escucharlos, pues es más conveniente escuchar a aquel a quien puedes ver.

Llenando las formas de nuestros Maestros Divinos o los Espíritus Santos a través de la sintonización con Ellos, crecemos con Su ayuda hasta obtener el derecho a entrar en la Morada del Creador.

Después podremos, ya desde la Conciencia Pri mordial, mirar hacia la Creación, acercarnos a la materia de nuestros cuerpos desde el otro lado, el lado del Creador, y transformar esta materia.

¡Éste es el Camino Recto!

Su concepto existe en el budismo y también en el islam como la tendencia a dirigir la propia atención hacia el Creador y a desarrollar el amor por Él.

¡El Camino Recto es el Camino Más Corto hacia la Autorrealización espiritual plena!

Desde luego, debemos tener en cuenta que solamente las técnicas de autorregulación psíquica no nos permitirán alcanzar la cumbre del autodesarrollo, ya que además es necesario desarrollar los otros dos componentes de tal desarrollo: el componente intelectual y el componente ético.

Pues cuando comenzamos el Camino, lo primero que debemos hacer es comprender qué es Dios. ¡Lamentablemente, en la actualidad sólo unas pocas personas pueden contestar esta pregunta de una manera inteligible! ¡El resto, en el mejor de los casos, nombrará algún nombre de Dios y dirá que esto es Él, sin tener ninguna idea sobre lo que está detrás de este nombre! ¡Tales personas no les dirán que Dios es el Creador (o la Conciencia Primordial) y que Él (o Ella) es también el Absoluto (es decir, el Todo, el Creador unido con Su Creación)! ¡Tales personas tampoco saben qué deben hacer con respecto al hecho de que Dios existe!

La gran mayoría de aquellos que reconocen la existencia de Dios empiezan a… pordiosear de Él la «salvación» para ellos mismos o, en el mejor de los casos, para alguien más. ¡Pero, en realidad, Dios no necesita nuestras oraciones ni adoraciones en cualquiera de sus formas! Dios quiere que nos esforcemos por nuestro autodesarrollo.

¡Por eso el propósito del arrepentimiento, practicado en diversos movimientos religiosos, ha de ser aprender a no repetir errores, y no obtener el perdón por los actos incorrectos!

Si hemos comprendido todo esto, nos queda claro con qué fin debemos desarrollar el componente ético, con qué fin debemos trabajar éticamente sobre nosotros mismos. ¡Así comprendemos que, en vez de hacer reverencias por ejemplo, es necesario aprender a no repetir errores!

¿Y qué es un error? ¡Seremos capaces de discernirlo siempre y cuando entendamos qué es Dios, qué es el ser humano y en qué consiste el significado de nuestras vidas! ¡Como ya hemos dicho, el último consiste en el perfeccionamiento espiritual, y no en ganar dinero o elevarse sobre los demás!

¡Cuando todo esto sea bien comprendido por nosotros, lograremos progresar muchísimo en la evolución personal en lapsos cortos de tiempo!

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